viernes, 19 de noviembre de 2010

                                       CON CUAL ANIMAL TE IDENTIFICAS?



[aguieagalinha.jpg]



                       GALLINA
•No vuela.
• Es la presa.
• Ojos laterales.
• Es alimento.
• Come deshechos.
• Domesticable.
• Miedosa
• Acepta ser presa
• Construye su nido al nivel del suelo.
• Varias especies.
• Sólo ve durante el día.
• Nido: pluma y hierba.
• Acepta más de un gallo.
• Muere cabizba
                            ÁGUILA
• Vuela alto, muy alto.
• Es cazadora.
• Ojos frontales.
• Es devoradora.
• No come nada en descomposición.
• Salvaje.
• Corajosa.
• No acepta ser presa.
• Construye su nido en los peñascos.
• Especie rara.
• Ve durante el día y durante la noche.
• Nido: pluma, hierba y espinos.
• Sólo acepta un macho
• Muere volando


 Conclusión
No existe águila temerosa. El águila es conocida por su intrepidez y coraje. Ella no huye de la lucha. No se acobarda. No se rinde ante circunstancias adversas.
El águila es igualmente símbolo de libertad. No se sujeta al cautiverio. Muere, pero no cómo presa.
“Para libertad fue que Cristo nos liberó...” (Gálatas 5:1).
Mira que interesante
Nacemos en Cristo para volar. Y volar alto.
A medida que las crías van creciendo, la madre águila va retirando primero las plumas después la hierba, para que las espinas creen cierto malestar y ellos alcen el vuelo.
Dios actúa de la misma forma con nosotros. Cuando estamos bien acomodados en nuestro nido, él, como el águila, retira las plumas, las pieles, la hierba, las ramas, y permite que las espinas nos incomoden, para que alcemos vuelo.
Cuando llega el momento de la cría aprender a volar, la madre lo pone sobre el ala, sube bien alto, y entonces se inclina, dejándolo resbalar. Y allá va la cría desciendo todo torpe. De pronto, la madre desciende como una bala y se posiciona abajo de él para que repose en sus alas. Y repite ese ritual hasta que la cría aprenda a volar.
Como el águila despierta su camada y revolotea sobre las crías, extiende sus alas y, tomándolos, los lleva sobre ellas, así el Señor nos sostiene y, en caso de que titubeemos, nos abriga bajo sus potentes alas. Él está siempre cerca para socorrernos. Sus alas son siempre el mejor y más seguro refugio.
“Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio…”(SALMO 91:4) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario